La marcha verde fue un maquillaje interno y externo de
marruecos para sus propósitos, no dejar alma capaz de defenderse, ni de
defender su tierra en el Sáhara Occidental.
Cientos de niños y mujeres heridos por los bombardeos,
familias enteras muertas, familiares viendo como caen sus seres queridos por
ataques de bombas de Napalm y Fósforo blanco, ya entonces prohibidas. Pero aún
con todo, peor suerte corrieron los que se quedaron los primeros años de
invasión, palizas, torturas, violaciones, todo tipo de vejaciones inhumanas de
los marroquíes, para no dar pie a que se les haga frente y despertarles de su
profundo sueño con la posesión de nuestra tierra, que recordemos, por posesivo,
es NUESTRA.
Todo aquello, con el beneplácito de la España en transición,
de la Francia aún con la mentalidad imperial y de EE.UU en plena Guerra fría,
algo que lógicamente no nos favoreció en absoluto, y del que no sacamos nada
positivo.
Dejando de lado la involucración internacional en nuestra
causa, la cual deja mucho que desear, ahora, es más por recordar lo que pasó, y
pedir responsabilidades a quienes sí son responsables directos de aquel
genocidio, que cada vez cuesta más de recordar, y que actos y gestos como el de
la investigación dirigida por el antropólogo de la U.P.V Francisco Exabarria,
son los que nos ayudan a formalizar nuestra petición y darles una digna
respuesta a las personas con familiares desaparecidos o en paradero
desconocido, ya que aún con todo seguimos siendo Humanos.
Por eso quiero insistir en que la justicia llegará tarde o
temprano, y que siempre recordaremos a aquellos que cayeron en tan miserables
actos, porque el olvido es aún peor que esta muerte, y que se sepa que NO
PERDONAMOS.
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